Querer creer

Queda lo último ya, para que todo vuelva a la normalidad: Los Reyes Magos. Nunca tan largas se me hicieron las navidades como este año, desde principio de diciembre ya brindando y venga pinchos con unos y con otros, aún encima, como bien apreció mi amiga ayer, al coincidir las fiestas en medio de la semana, llegaba el viernes y sábado y volvíamos a empezar.

Solo queda la noche de Reyes, es una noche que se vive mucho en mi casa desde que yo recuerdo, es lo que más me gusta de estas fiestas.

El pensar qué pedir, y escribir esas cartas con renglones ya marcados que después se llevaba mi padre pues trabajaba cerca de correos y me la echaba en el buzón que tenía un león, eso era mucho más fiable que dejarla en un buzón real de cartón…Cuando nació mi hermano también tenía que pedir por él, siempre siendo consciente que hay muchos niños en el mundo y no podían traernos a nosotros tanto.

Lo que más me gustaba era colocar las zapatillas de cada uno de la familia debajo del árbol, dejar galletas y polvorones, y agua para los camellos, todo un protocolo que se hacía con ilusión y nerviosismo. Esa noche se daban muchas vueltas en la cama hasta que los primeros rayos de luz entraban por la persiana, ese era el momento en el que se podía levantar una corriendo, entrar en la habitación de sus padres y tirarse encima de la cama para despertarlos bien, despertar a todos los de la casa. Daba igual la hora que fuera, no nos mandaban volver a la cama, todos nos levantábamos y nos sentábamos para ver qué habían dejado los reyes!!

Aún hoy me parece increíble que en este país tal y como están las cosas sigamos manteniendo ese gran secreto a los niños y lo hacemos entre todos, abuelos, adultos y adolescentes, es una especie de código informal no escrito en el que una vez sabes la verdad, hay que empezar a disimular de por vida.

Por otra parte, ahora ya adulta aún no entiendo como los niños no sospechan nada ya con 3 o 4 años viendo a todos los mayores con los carros cargados de juguetes y en las tiendas toda la gente envolviendo regalos…Es algo que me parece alucinante.

No me acuerdo cómo descubrí todo el “paripé”, si me lo dijo algún niño cruel en el colegio, si vi yo algo en casa…pero recuerdo el querer creer, tenía que ser verdad! y también me acuerdo estar en la edad de medio creer y medio que no, y ver al señor del telediario tan serio informando de la llegada de los reyes, y esos señores grandes, de barba de verdad con los camellos, eso no podía ser mentira!!

Luego, cuando llega la fase en la que ya sabes que en tu casa no entran tres señores con largas barba por la noche, no son ellos quienes se comen las galletas, ni tampoco quienes dejan algo en tu zapatilla ni bajo del árbol, empieza también lo divertido, el comenzar a regalar tú y hacer el paripé de esconder los regalos, ponerlo sin que se entere, estar atenta para ver qué quiere cada uno, eso me gusta; me hace igual de ilusión que escribir la carta, ver la cara de sorpresa cuando desenvuelven los regalos que elegiste con mucho mimo y tomar todos en pijama roscón y chocolate.

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Cartas de María. Fotografía Barriguitas despeinada.

Un comentario en “Querer creer

  1. Hoy iba en el coche con Noa y salian gente con carros cargados de regalos. Noa los ha visto seguro, pero oye, no ha preguntado nada !!!!!

    Menos mal! !!!!

    Felices reyes!

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